viernes, 7 de noviembre de 2008

Bush, debut y despedida

J. C. Malone - 11/7/2008

NUEVA YORK.- El cadáver de un marine arrastrado por las polvorientas calles de Mogadisciu, Somalia, fue una humillación para las fuerzas armadas estadounidenses. Y ocurrió iniciado el gobierno de Bill Clinton, demostrando que el joven gobernador de Arkansas era “inepto e incapacitado” para defender al país, a sus militares y su honor. En Somalia habían muchísimos frentes de batalla y la única misión de los Marines era convertirse en blanco del ataque de todas las facciones en pugna.

El ex presidente Bush demostró más honor y principios que su hijo. Y envió tropas a Somalia exactamente 44 días antes de entregarle el poder a Clinton, sólo para ensuciarle el agua. Y lo logró. Bush hijo cometerá nuevas tropelías en sus últimos días.

Legalmente no puede cambiar reglas “económicas significativas” después del 20 de noviembre, ni producir “otros cambios” después del 20 de diciembre. Bush padre, considerado “decente” envió las tropas a Somalia el 9 de diciembre. Bush hijo legalizó las torturas, convirtió a Guantánamo en símbolo judicial estadounidense y la vergüenza de Wall Street en ejemplo de su capitalismo.

¿Cómo se despedirá?
La buena noticia es que pronto terminaremos ocho años de ineptitud antológica, consistente y disciplinada. Bush desprotegió a New Orleans y a sus damnificados del huracán Katrina. Bin Laden sigue suelto, Irak resultó un desastre y Afganistán es una nueva amenaza. La implosión financiera fue el pelo que le rompió el lomo al camello. Por eso, y lo que falte, recordemos a Bush no como un hecho histórico, sino como una pesadilla espantosa.

Los casi 60 días camino al cambio de mandos pueden ser particularmente difíciles; la noche siempre es más oscura justo antes del alba. Bush entró arrebatando el poder en una trifulca que latinoamericanizó la política estadounidense. Quien mal debuta, y peor actúa, difícilmente se despida bien.

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