jueves, 29 de enero de 2009

Cambiando de Evangelio

J.C. Malone


NUEVA YORK.- Miguel J. Gerson, el redactor de discursos del presidente George W. Bush, escribió que Irán, Irak y Corea del Norte formaban un “eje del odio”. El mandatario cambió la palabra “odio” por “diabólico”, iniciando lo más cercano que hemos tenido a una teocracia controlada por fundamentalistas derechistas cristianos.

Bush dijo que Jesús Cristo era su única inspiración filosófica y cada vez que pudo nos recordaba que luchaba contra fuerzas “diabólicas”. Muchos evangélicos se preguntan cómo fue que su “hermano en Cristo”, Bush, desafiara la escencia doctrinaria expresada en aquel himno, que narra la forma exacta de vencer al demonio: “Ni con espadas, ni con ejércitos, con el Santo Espíritu”.El fundamentalismo cristiano que Bush exhibió durante ocho años tiene sus raíces en el evangelio de Mateo (30:12). “El que no es conmigo, contra mi es; y el que conmigo no recoge, desparrama”. Bush, aplicando eso literalmente a la política exterior, redujo al mundo a dos grupos: quienes lo apoyaban, y quienes lo antagonizaban. Y le funcionó, dividiendo al país y al mundo durante ocho largos y tortuosos años, usando el más antiguo y desprestigiado de los trucos politicos: divide y vencerás.

Entre todos los cambios que prometió Barack Obama, el principal y más importante será cambiar de evangelio para desmontar la teocracia. Debemos dejar atrás el fundamentalismo de Mateo y adoptar una posición más humana, abierta, conciliadora y menos paranoica. Es tiempo de nutrirnos de Marcos (9:40) y Lucas (9:49): “El que no es contra nosotros, por nosotros es”, dice Jesús Cristo en esos envangelios. Ellos abren las esperanzas de que independientes e indiferentes puedan convertirse en aliados, Mateo descarta eso, sindicándolos entre los enemigos.

Cambiar el fundamentalismo teocrático bushista por una nueva era de entendimiento y cooperación, respetando la dissension, sera el principal cambio de Obama.

martes, 27 de enero de 2009

Fidel “afloja el puño”

J.C. Malone

Quienes retienen el poder silenciando la disensión, dijo el presidente Barack Obama, están del “lado equivocado de la historia”. Y les ofreció el siguiente trato en su discurso inaugural del martes 20: “Nosotros estamos dispuestos a extenderles una mano, si ustedes están dispuestos a aflojar el puño”.

El miércoles 21, Ricardo Alarcón, jefe del Congreso cubano, dijo que el discurso de Obama fue “muy intesante... debe ser leído con interés”. Alarcón es el diplomático más experimentado de la Revolución. El jueves 22, el presidente Raúl Castro dijo que Obama “parece un buen hombre; le deseo buena suerte”.

El viernes 23, en su columna del diario Granma, Fidel Castro literalmente “aflojó el puño”. Dijo que no quería “interferir ni estorbar” en las “decisiones constantes (del gobierno) frente a dificultades objetivas derivadas de la crisis económica mundial”.

Agregó que los dirigentes actuales no deben “sentirse comprometido(s) por mis eventuales Reflexiones, mi gravedad o mi muerte”. En su brevísimo artículo Castro elogia la sinceridad, inteligencia y nobleza de Obama.

Castro reflexiona sobre su “raro privilegio de observar los acontecimientos durante tanto tiempo. Recibo información y medito sosegadamente sobre los acontecimientos. Espero no disfrutar de tal privilegio dentro de cuatro años, cuando el primer período presidencial de Obama haya concluido”.

Lo dijo claro: su tiempo se acaba y quiere ver cambios en Cuba. Los dirigentes cubanos deben actuar rápidamente; tienen la propuesta de Obama, la autorización de la vieja guardia y el apoyo de todos los cubanos. Liberando prisioneros, permitiendo mayores libertades políticas y de expresión, estarán “aflojando el puño”.

Solo así Obama les “extenderá una mano”: eliminando las restricciones de viajes y envío de dinero, miles de millones en remesas y turismo ingresarán a Cuba. Con eso Obama facilitará el inicio de la reconciliación en la familia cubana.

miércoles, 21 de enero de 2009

Los cambios de Obama

J. C. Malone


NUEVA YORK.- Disfrutábamos superavit fiscal, expansión económica sin precedentes con mucha admiración y apoyo internacional cuando Bill Clinton salió del poder. Tras ocho años de arrogancia, improvisación, mala administración y malacrianzas, Bush deja la economía nacional y mundial en ruinas.

Somos un gigante mal herido, desangrándonos en Irak y Afganistán, despreciados por la mayoría de los 1,400 millones de musulmanes del mundo. Por eso el cambio que prometió Barack Obama no es tan complicado. Sólo basta retomar a la negociación, la búsqueda del consenso que siempre caracterizaron la propuesta de Estados Unidos.

Esa sera la esencia de la política exterior, hasta donde se pueda, según dijo Hillary Clinton en el Senado, durante la audiencia sobre su confirmación como jefa diplomatica. Habló de ejercer un “poder inteligente”. Sustituir la razón de la fuerza por la fuerza de la razón significa el fin de la “fuerza bruta” como esencia de la política exterior. Ese será un gran cambio. Con más modestia, menos arrogancia y auténtico respeto por las leyes y tratados internacionales, retornaremos al modelo de “liderar con el ejemplo”.

Escondiendo el gran garrote, EEUU tendrá que exhibir un gran oído y muchísima más tolerancia, sin permitir que eso se confunda con debilidad. Mientras repara la economía, reforma la salud pública y el gobierno, Obama debe demostrar respeto escrupuloso por la Constitución y los derechos individuales. Retornar al Estado de derechos, abandonando torturas, espionaje telefónico y la politización de la judicatura, está entre los primeros “cambios” que esperamos de Obama.

La tarea, por colosal que luzca y sea, es más fácil porque Obama cuenta con el apoyo y la voluntad de billones de personas a nivel mundial. Y podrá introducir grandes cambios antes de que, como todo político, se torne impopular.

sábado, 17 de enero de 2009

Israel y la seguridad estadounidense

J.C. Malone

NUEVA YORK.- Odio, racismo, fundamentalismo ideológico y religioso llevaron al mundo al borde de un colapso total. Israel tiene derecho a existir y a defenderse. Eso no le autoriza a masacrar niños, mujeres, ancianos y otros civiles inocentes, bombardeando hospitales y escuelas a nombre de su “seguridad”.

Personas “civilizadas” toman las calles “defendiendo el derecho de Israel” a masacrar tanta gente, porque el odio que alimenta el fundamentalismo y el racismo, devaluó la humanidad de palestinos. Los niños palestinos no son tiernos, dulces e inocentes, como los nuestros, o los de quienes ordenan y apoyan la masacre. Esos niños son “futuros terroristas” matarlos ahora es “anti-terrorismo preventivo”. Esa acción tendrá su reacción. Los bombarderos suicidas retornarán a Israel porque para los palestinos, los israelíes tampoco son humanos. Esta masacres limpiará el arsenal israelí, garantizando nuevas ventas para la industria armamentista, sembrarando más odio, eliminando toda posibilidad de diálogo para establecer dos estados en el territorio.

Israel debe representar la política estadounidense en el Medio Oriente. Durante la Administración Bush ocurrió lo contrario, Ariel Sharon no representaba nuestra política. Debido a su esterilidad creativa, la derecha estadounidense adquirió la plataforma derechista israelí, convirtiendo a Bush en un agente de Sharon. Cuando Bush hablo de estar “con nosotros o con los terroristas”, copiaba a Sharon.

El mismo odio que consume a judíos y palestinos, transformó el cristianismo, esa doctrina de amor, tolerancia y reconciliación. Hoy la derecha cristiana, católica y protestante, usa el púlpito para predicar odio e intolerancia contra homosexuales, lesbianas, el aborto y todo el que piense diferente.

Obama prometió cambiar la mentalidad guerrerista para construir la paz. Restablecer la relación original israelí-estadounidense, controlará a Israel, sin abandonarla entre sus enemigos, reduciendo odio, quejas y rencores en el mundo Arabe. Garantizar la seguridad nacional estadounidense, requiere controlar el odio.

miércoles, 14 de enero de 2009

La grandeza de Obama

J. C. Malone

NUEVA YORK.— Las ventas navideñas estadounidenses fueron las peores en los últimos 40 años, y en diciembre la economía perdió casi 600 mil empleos. Las grandes corporaciones piden ayuda pública, las medianas y pequeñas desaparecen. En una reciente encuesta entre inmigrantes, el 71% dijo que en el 2008 envió menos remesas que en el 2007 y cree que este año reducirá sus envíos. Todos los pronósticos dicen que la crisis empeorará en el 2009. Y China, principal prestamista del Gobierno Federal, dejó de comprar nuestras deudas y bonos.

¿Quién financiará el “rescate económico”? Barack Obama, anticipando un déficit fiscal superior al trillón de dólares, tomó las riendas del asunto. Faltando doce días para juramentarse, pronunció un discurso urgiendo al Congreso a que apruebe un paquete de estímulo económico de unos 800 mil millones.

Sus principales mandatos electorales son detener la hemorragia en Irak y solucionar la crisis económica nacional e internacional. Restablecer la economía manteniendo la seguridad será el principal desafío de Obama en un mundo cada vez más convulsionado. Aumentan las tensiones entre India y Pakistán; ambos tienen armas nucleares. A Irak se le suma el aumento de las dificultades en Afganistán. La reciente masacre israelí en Gaza es el último conflicto esperando al nuevo presidente.

Obama se concentrará en resolver las urgencias internas; dejará que su vicepresidente, Joe Biden, y secretaria de Estado, Hillary Clinton, disuelvan crisis y conflictos externos. Esa es la única política exterior que podrá reducir amenazas externas a la seguridad interna. Revertir la crisis económica, garantizando seguridad y paz mundial simultáneamente, parecen una misión imposible.

Crisis como la actual son oportunidades para que los pueblos elijan grandes líderes que produzcan grandes transformaciones. Esta es una gran oportunidad, para que Obama demuestre su grandeza.

miércoles, 7 de enero de 2009

Los cálculos de Caroline

JC Malone.

NUEVA YORK.– David Patterson adquirió demasiado poder como jefe demócrata en el Senado estatal, perfilándose como futuro candidato a gobernador. Neutralizándolo, el candidato demócrata a la gobernación, Elliot Spitzer, le ofreció convertirlo en el primer negro ciego representante de Nueva York en el Senado en Washington. ¿Cómo? Apostando a lo “seguro”.

Hillary Clinton sería electa presidenta, renunciaría a su escaño senatorial y, legalmente, el gobernador designa al sustituto. Para conseguir la posición Patterson renunció al Senado estatal, Spitzer se lo quitó del frente, convirtiéndolo en vicegobernador. La cuestión colapsó en la primavera cuando Spitzer renunció en un escándalo de prostitución, Patterson lo sustituyó y luego comenzó a trabajar para retener su nuevo empleo.

Mike Bloomberg, el popular alcalde neoyorquino iba rumbo a la gobernación estatal porque la Constitución municipal establecía dos períodos. Patterson, tras bambalinas, estimuló cambiar la constitución municipal y ahora Bloomberg se repostulará por tercera vez. Caroline Kennedy apoyó a Barack Obama y ahora quiere sustituir a Hillary en el Senado.

Apoyado en ese escaño su tío Bobby iba camino a la presidencia, pero lo mataron hace 40 años. Hillary intentó ser la primera presidenta, desde la misma curul y fracasó, pero demostró que el país está listo para elegir a una mujer. Caroline estuvo entre quienes lo seleccionaron.

Si la designan senadora, en el 2016 ella tendrá más experiencia que Obama cuando fue electo. Todos los movimientos de Caroline lucen fríamente calculados, su único problema es el escaño mismo. Históricamente ahí fracasan hasta los mejores cálculos.

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