viernes, 31 de octubre de 2008

Racistas contra Obama

JC. Malone - 10/31/2008

NUEVA YORK.- Con sus cinco estrellas y muchísimas medallas de honor, coraje y valor, Colin Powell confesó que por miedo a los racistas no se postuló a la presidencia. Tras pelear en varias guerras, le teme más a los racistas estadounidenses que a las balas enemigas. Los oficiales de su rango manejan informaciones fidedignas: sus temores estarán muy bien fundados.

Se ignora si Barack Obama tuvo coraje como Boy Scout, y no maneja las informaciones que maneja Powell, pero lanzó su candidatura y va camino a la presidencia. Ahora el FBI arrestó a dos mozalbetes con varias armas planeando asesinarlo. Daniel Cowart, de 20 años, y Paul Schlesselman, de 18, presuntamente admitieron que también planeaban matar a otros 102 negros. Son supremacistas blancos que ven hasta al gobierno federal como un “enemigo”.

Un negro presidente sería una alianza entre “enemigos”, apocalíptica para los neonazis, que ellos tratarán evitar a cualquier precio. Los mozalbetes dijeron estar dispuestos a morir por matar a Obama. Los fundamentalistas tienen fuertes convicciones. Como Timothy McVeigh, ejecutado en el 2001 por asesinar a 168 personas al hacer estallar un edificio de oficinas públicas en Oaklahoma City en 1995. Ese año hubo una gran infamia. Susan Smith estremeció al mundo denunciando que sus dos hijos fueron secuestrados por un negro alto y fuerte. Luego confesó que mató a sus dos hijos tirándolos a un lago dentro de un auto.

Hoy, hace exactamente 13 octubres, el mismo negro alto y fuerte atacó a Ashley Todd, blanca, de 20 años, en Pittsburgh, Pensylvania. Y le “tatuó” una “B” (de Black) en la mejilla “estampándola” como propiedad de negros cuando gane Obama. Luego Todd, una voluntaria en la campaña de John McCain, como Smith, confesó haber inventado la infamia.

Las huestes racistas parecen responden siempre al mismo de grito guerra, hoy como ayer.

miércoles, 29 de octubre de 2008

Obama, raza e inmigración

JC. Malone - 10/29/2008
NUEVA YORK.- Barack Obama resulta un candidato superfascinante, es como un novedoso político tridimensional. Hijo de un inmigrante negro y una mujer blanca, es blanco, negro e inmigrante, pero su estatura política se debe a que inspira y conquista el voto blanco. Eso se explica en su historia personal: lo crió la familia de su madre.

Su éxito politico descansa en su habilidad de esconder, negar o simplemente ignorar dos partes esenciales de su vida. Su raza negra y su origen migratorio. Las cuestiones migratorias y raciales siguen ausentes en sus discursos. Obama está al frente en las preferencias electorales sin tocar esos temas; no los mencionará porque podrían añadir posiciones conflictivas a su propuesta conciliadora.

Si aceptamos el ascenso de Obama como una cuestión racial, estaríamos admitiendo el fracaso implícito del estamento politico blanco y nadie está dispuesto a decir tal cosa.

Parece, sin embargo, que entre Obama y John McCain existe un pacto sagrado, no firmado, ni acordado verbalmente, pero fielmente cumplido, de no mencionar inmigración o racismo. Y pretenden, como todos los politicos perdidos en sus estrechos laberintos electorales, que los temas simplemente no existen si ellos no lo mencionan.

Los candidatos respetarán su pacto, la población no. En toda conversación política se discuten las ventajas, desventajas, posibilidades o imposibilidades de que un negro sea presidente. Mantener en silencio sus planes sobre relaciones raciales y migratorias es la estrategia o el precio pagado por el hijo de un inmigrante negro que busca la presidencia.

Quizá eso signifique que sólo la “parte blanca” de Obama entrará a la Casa Blanca, la negra y la migratoria no. Su sola llegada al poder cumple la más importante de todas sus promesas: cambio. Nada seguirá igual. Las situaciones raciales y migratorias también cambiarán. Ojalá mejoren, y no lo contrario.

miércoles, 22 de octubre de 2008

Habrá un nuevo mundo

JC. Malone - 10/22/2008

NUEVA YORK.- Los símbolos y declaraciones reafirman que asistimos al final de una era y el inicio de otra. Francia pidió que Naciones Unidas organice una conferencia económica global para diciembre. Buscando mantener liderazgo, el Presidente Bush se adelantó y propuso celebrarla aquí poco después de las elecciones.

Nicolás Sarcozy, el presidente francés, y el presidente de la Unión Europea, José Manuel Barroso sostuvieron una cena privada con Bush en el retiro presidencial de Camp David. Al final Barroso salió diciendo que “necesitamos un nuevo orden financiero global”. Sarcozy advirtió que “no podemos seguir las mismas líneas, porque los mismos problemas dispararán los mismos desastres”.

Y Bush, repentinamente convertido al multilateralismo, demandó acciones conjuntas contra la crisis: “estamos en esto juntos” dijo. Pidió preservar los “fundamentos del capitalismo democrático, el libre mercado, la libre empresa y el mercado libre”. El presidente estadounidense tiene una nueva función, ahora es vocero y defensor de los países pobres. Según Bush, para que la cumbre sea exitosa, deben aceptar buenas ideas de todo el mundo, y un vocero de la Casa Blanca dijo que se contempla invitar a China, la India y otras naciones en desarrollo.

El sistema que ahora colapsa en una crisis crediticia se basaba en crédito. Quien tenía “buen crédito” pertenecía una “raza financiera superior”, tenía todas las puertas abiertas. Los demás eran “parias”. Sarcozy advirtió que no podemos seguir esas líneas. ¿Qué cosas nuevas propondrá?.

La conferencia de Breton Woods, New Hampshire celebrada en 1944, durante la Segunda Guerra Europea, estableció el sistema monetario y financiero internacional actual. Estados Unidos encabezó esa cumbre. Tendremos una Cumbre de perdedores en casa del gran perdedor, Estados Unidos perdió su posición de líder financiero mundial. En noviembre Washington entregará el control de las finanzas mundiales, en lo adelante, habrá un nuevo mundo.

martes, 14 de octubre de 2008

Gran debate final

JC. Malone - 10/14/2008

John McCain nunca estuvo arriba de sus oponentes en las primarias republicanas, pero ganó la nominación. Cualquiera pensaría que podría dar otra sorpresa en las elecciones presidenciales. Las razones que le dieron la candidatura republicana, sin embargo, le harán perder las elecciones: el país difícilmente vote por el candidato de la ultraderecha.

Hasta hoy Barack Obama va arriba y, lo más importante, no está dormido en los laureles del triunfo. Sus activistas hacen un arqueo electoral nacional, peinando el país casa por casa, buscando y asegurando cada voto de puerta en puerta.

Estar arriba ahora no significa gran cosa, porque faltan tres semanas para las elecciones y esa es toda una eternidad en política. Recuérdese que Dios tardó siete días para armar el mundo. ¿Qué no harán un grupo de diablos, quise decir políticos, con 21 días para manipular recursos del poder en su favor?

En tres semanas se arma y desarma el mundo. Las últimas dos semanas siempre son las decisivas en todos los comicios. Esta situación es más volátil; ningún candidato tiene gran ventaja sobre el otro, porque ellos representan sólo dos de cuatro fuerzas que convergen en las elecciones. Las otras dos son el presidente Bush, a quien no le importa que McCain gane o pierda, y los Clinton, que no quisieran el triunfo de Obama.

Elegiremos a uno de dos candidatos bastardos porque ninguno es hijo legítimo de su élite partidaria. Con esas variantes en consideración, y recordando al más famoso filósofo neoyorquino de todos los tiempos, citado varias veces por Bush, nadie debe cantar victoria todavía.

“It isn’t ver until it’s over” dice el gran Yogi Berra, (el partido) “no se acaba hasta que se acabe”. Comenzamos una larga y decisiva cuenta regresiva, en tres semanas serán las elecciones, el gran debate final.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Sin final visible

JC. Malone - 10/8/2008

NUEVA YORK.- Lo que comenzó con unos clientes morosos que no pagaron sus hipotecas a tiempo, ahora es una crisis trascendiendo el mercado inmobiliario y los mares. Las finanzas europeas, asiáticas y mundiales están envueltas en esta tormenta que ya infectó al sector público y altera la política neoyorquina.

Los acontecimientos se precipitan y cambian en altísima velocidad. Hace una semana, cuando el presidente Bush buscaba los US$700 mil millones, hablando de “urgencia” y “emergencia”, los consiguió y ahora nos pide tener “paciencia”. Los bancos y compañías de seguro asiáticos y europeos colapsan y son nacionalizados, como ocurrió aquí. Esta crisis arropa al planeta porque las finanzas son como el sistema nervioso central de la economía: sus problemas se reflejan en todo el organismo.

El estado de California tiene un Producto Bruto Interno (PBI) equivalente a la octava economía más grande del mundo. Y acaba de pedirle al Gobierno Federal unos US$7,000 millones para financiar su flujo de caja y manejar sus operaciones diarias. Massachusetts está igual y el gobernador de Nueva York, David Patterson, busca dinero para cubrir déficits presupuestarios.

El alcalde neoyorquino, Michael Bloomberg, augura que perderemos 120 mil empleos, y que vivimos una situación de “emergencia”. En este momento él no podría “darle la espalda” a la ciudad. Cambiará la constitución municipal, que prohíbe reelegirse más de dos veces, para repostularse otra vez. En esencia, Mike se “sacrificará” por nosotros, quedándose cuatro años más en la alcaldía, porque de acuerdo con él y sus seguidores, “no hay nadie más”.

Todavía esto no golpea al tercer mundo de manera frontal, quizá se combinará con la hambruna previamente anunciada. Los derrumbes en los precios del petróleo hacen que los “expertos” económicos, los mismos que nos metieron en este problema, aseguren que este es sólo un inicio, sin final visible.

martes, 7 de octubre de 2008

“Señor, ten piedad”

JC. Malone - 10/7/2008

NUEVA YORK.- El presidente Bush “jondeó” el Mercedes Benz de la familia por un barranco, como hizo el hijo de un siquiatra amigo mío, y se sentó a cenar sin disculparse. Estamos a pie y él asegura que será “mucho peor” si le negamos US$700 mil millones “urgentemente” para “tratar” de reparar el auto. Bush es el presidente estadounidense más trascendente: dividió la historia en AB (Antes de Bush) y DB (Después de Bush).

En AB los presidentes ganaban elecciones libres y transparentes. En DB Bush “ganó” entre dudas y acusaciones de fraude, confirmado por jueces designados por su padre, no por votantes. Nos atacaron el 9-11 y Bush acusó a Osama bin Laden y lo ubicó en Afganistán. Luego decidió que Saddam Hussein nos amenazaba con armas terribles, invadió Irak y no encontró nada, pero dijo que Hussein era peligroso. Lo colgaron. Matando al enemigo mató su justificación. Con Hussein muerto y Bin Laden suelto, Bush sigue gastando US$1,000 millones diarios en Irak porque lo contrario, advierte, “sería mucho peor”.

Más de un millón de familias estadounidenses desalojadas por banqueros especuladores viven en calles y parques. Bush necesita US$700 mil millones para “rescatar” a esos banqueros. Aportaremos US$10,000 por cabeza, incluidos los desalojados, de lo contrario estarán “mucho peor”.

Si una mitad de la lógica DB resulta tortuosa, la otra es incomprensible. Estos ocho años fueron como avanzar en una noche oscura, bajo un aguacero torrencial, conduciendo un auto viejo, caprichoso y disfuncional. Cerrando las ventanas apagamos el limpiavidrios; encendiendo el radio apagamos las luces delanteras, y pisando el freno aceleramos, pero ahí vamos, lo contrario “sería mucho peor”.

Mi amigo y su familia pasaron muchísimo trabajo con ese muchacho. Nos quedan al menos cuatro meses con Bush; otras cosas pueden pasar. Nosotros, como ellos, debemos orar: “Señor, ten piedad”.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Bush nos salvará

JC. Malone - 10/1/2008


NUEVA YORK.– La historia de la administración Bush se escribirá con muchas referencias numéricas. El ataque terrorista es 9-11. Lehman Brothers, Merill Lynch y todo Wall Street colapsaron el 9-14. Ahora tenemos nuevas cifras. El 9-29, Bush fue derrotado en el congreso 228-205, ahí perdió los US$700,000 millones que busca y el índice bursátil Dow Jones se desplomó 777 puntos. Eso significó US$1.3 trillón en pérdidas adicionales. Quizá su más urticante número son los 133 republicanos que votaron contra el “rescate” financiero.

Sabemos que Bush perdió credibilidad con los demócratas, pero ahora resulta que también la perdió con los republicanos. Ellos siempre votaron por su presidente de manera firme y en bloque, pero ahora “le sacaron los pies”. Y Bush depende de los demócratas para alcanzar sus objetivos. La campaña electoral empeora las cosas. Más que soluciones reales a la crisis, cada grupo intenta pescar en río revuelto; son políticos, no podemos esperar otra cosa de ellos. Los demócratas deben mantener un balance delicado. Extender la crisis lo suficiente para que el país sienta los efectos del desastre económico de Bush, sellaría la derrota republicana.

Extenderla demasiado, sin embargo, podría afectarlos negativamente y guardarle a Barack Obama una economía colapsada. Muchos legisladores votaron contra el proyecto con sobradas razones, ellos irán a sus distritos a empujar sus campañas reeleccionistas, tienen muchísimos votantes sin hogar, desalojados por banqueros especuladores. Ellos no pueden pedirle a esa gente su voto y el dinero que no tienen, para rescatar a sus verdugos-banqueros.

Bush habló otra vez el martes, y cada vez asusta menos, no tiene nada que decir ni que arriesgar, no le queda reputación ni legado para defender. Los legisladores tienen elecciones que ganar en cinco semanas. En breve Bush conseguirá sus US$700 mil millones para “salvarnos” del Apocalipsis financiero inminente

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