martes, 14 de octubre de 2008

Gran debate final

JC. Malone - 10/14/2008

John McCain nunca estuvo arriba de sus oponentes en las primarias republicanas, pero ganó la nominación. Cualquiera pensaría que podría dar otra sorpresa en las elecciones presidenciales. Las razones que le dieron la candidatura republicana, sin embargo, le harán perder las elecciones: el país difícilmente vote por el candidato de la ultraderecha.

Hasta hoy Barack Obama va arriba y, lo más importante, no está dormido en los laureles del triunfo. Sus activistas hacen un arqueo electoral nacional, peinando el país casa por casa, buscando y asegurando cada voto de puerta en puerta.

Estar arriba ahora no significa gran cosa, porque faltan tres semanas para las elecciones y esa es toda una eternidad en política. Recuérdese que Dios tardó siete días para armar el mundo. ¿Qué no harán un grupo de diablos, quise decir políticos, con 21 días para manipular recursos del poder en su favor?

En tres semanas se arma y desarma el mundo. Las últimas dos semanas siempre son las decisivas en todos los comicios. Esta situación es más volátil; ningún candidato tiene gran ventaja sobre el otro, porque ellos representan sólo dos de cuatro fuerzas que convergen en las elecciones. Las otras dos son el presidente Bush, a quien no le importa que McCain gane o pierda, y los Clinton, que no quisieran el triunfo de Obama.

Elegiremos a uno de dos candidatos bastardos porque ninguno es hijo legítimo de su élite partidaria. Con esas variantes en consideración, y recordando al más famoso filósofo neoyorquino de todos los tiempos, citado varias veces por Bush, nadie debe cantar victoria todavía.

“It isn’t ver until it’s over” dice el gran Yogi Berra, (el partido) “no se acaba hasta que se acabe”. Comenzamos una larga y decisiva cuenta regresiva, en tres semanas serán las elecciones, el gran debate final.

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