JC Malone.
NUEVA YORK.– David Patterson adquirió demasiado poder como jefe demócrata en el Senado estatal, perfilándose como futuro candidato a gobernador. Neutralizándolo, el candidato demócrata a la gobernación, Elliot Spitzer, le ofreció convertirlo en el primer negro ciego representante de Nueva York en el Senado en Washington. ¿Cómo? Apostando a lo “seguro”.
Hillary Clinton sería electa presidenta, renunciaría a su escaño senatorial y, legalmente, el gobernador designa al sustituto. Para conseguir la posición Patterson renunció al Senado estatal, Spitzer se lo quitó del frente, convirtiéndolo en vicegobernador. La cuestión colapsó en la primavera cuando Spitzer renunció en un escándalo de prostitución, Patterson lo sustituyó y luego comenzó a trabajar para retener su nuevo empleo.
Mike Bloomberg, el popular alcalde neoyorquino iba rumbo a la gobernación estatal porque la Constitución municipal establecía dos períodos. Patterson, tras bambalinas, estimuló cambiar la constitución municipal y ahora Bloomberg se repostulará por tercera vez. Caroline Kennedy apoyó a Barack Obama y ahora quiere sustituir a Hillary en el Senado.
Apoyado en ese escaño su tío Bobby iba camino a la presidencia, pero lo mataron hace 40 años. Hillary intentó ser la primera presidenta, desde la misma curul y fracasó, pero demostró que el país está listo para elegir a una mujer. Caroline estuvo entre quienes lo seleccionaron.
Si la designan senadora, en el 2016 ella tendrá más experiencia que Obama cuando fue electo. Todos los movimientos de Caroline lucen fríamente calculados, su único problema es el escaño mismo. Históricamente ahí fracasan hasta los mejores cálculos.
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