miércoles, 31 de diciembre de 2008

Los Clinton en Dominicana

J. C. Malone





NUEVA YORK.- Unos neoyorquinos estábamos hastiados del alcalde Rudy Giulliani; los otros aterrorizados con su amenaza de convertirse en nuestro senador, sustituyendo a Daniel Patrick Moynahan. Eso hubiese sido un pecado en todas las religiones que discrepan armoniosamente en nuestra ciudad.

Era final del verano del 98 cuando el huracán George arrasó con San Pedro de Macorís; entonces Sammy Sosa era el personaje más popular de EEUU. Su fama ocultó la historia de Bill Clinton, Mónica Lewinsky, el cigarro y las felaciones.

Los fanáticos del béisbol y de Sammy enviaron donaciones para los damnificados. Rudy planeaba arrancar su campaña senatorial junto a Sammy, en San Pedro, y envió furgones de ayuda humanitaria para presidir los repartos con el jonronero. Por “coincidencia” la primera dama, Hillary Clinton, llegó luego del embarque, antes que Rudy. Los damnificados necesitaban asistencia con urgencia. Y ella, la figura estadounidense más relevante en tierra dominicana, repartió junto a Sammy la buena voluntad de su pueblo: donaciones de fanáticos del béisbol y contribuyentes neoyorquinos.

Hillary dio su primer jonrón político en la tierra de los jonroneros. Y todos ganamos. Los damnificados consiguieron la ayuda, ella llegó al Senado, y los neoyorquinos, gracias a Dios, salimos de Rudy.

Fue sobre los cañaverales petromacorisanos que Hillary abrió sus alas por primera vez, volando sola en el firmamento político. Fue en el sudeste dominicano que los Clinton se reconciliaron después de Mónica. También habrán encontrado nuevos amigos.

Hillary comenzó su carrera política y reconectó su matrimonio entre los cañaverales de la industria azucarera dominicana, que privatiza sus ganancias, socializando la vergüenza del maltrato dispensado a los haitianos. Ella ejecutará la política exterior del primer negro presidente estadounidense, no la dirigirá. Eso debe quedar claro. Hubo un cambio significativo en Washington, el trato que reciben los haitianos también debe cambiar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si tan en contra estás de los políticos estadounidenses... por qué no te vuelves a República Dominicana, hermano?


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