miércoles, 21 de enero de 2009

Los cambios de Obama

J. C. Malone


NUEVA YORK.- Disfrutábamos superavit fiscal, expansión económica sin precedentes con mucha admiración y apoyo internacional cuando Bill Clinton salió del poder. Tras ocho años de arrogancia, improvisación, mala administración y malacrianzas, Bush deja la economía nacional y mundial en ruinas.

Somos un gigante mal herido, desangrándonos en Irak y Afganistán, despreciados por la mayoría de los 1,400 millones de musulmanes del mundo. Por eso el cambio que prometió Barack Obama no es tan complicado. Sólo basta retomar a la negociación, la búsqueda del consenso que siempre caracterizaron la propuesta de Estados Unidos.

Esa sera la esencia de la política exterior, hasta donde se pueda, según dijo Hillary Clinton en el Senado, durante la audiencia sobre su confirmación como jefa diplomatica. Habló de ejercer un “poder inteligente”. Sustituir la razón de la fuerza por la fuerza de la razón significa el fin de la “fuerza bruta” como esencia de la política exterior. Ese será un gran cambio. Con más modestia, menos arrogancia y auténtico respeto por las leyes y tratados internacionales, retornaremos al modelo de “liderar con el ejemplo”.

Escondiendo el gran garrote, EEUU tendrá que exhibir un gran oído y muchísima más tolerancia, sin permitir que eso se confunda con debilidad. Mientras repara la economía, reforma la salud pública y el gobierno, Obama debe demostrar respeto escrupuloso por la Constitución y los derechos individuales. Retornar al Estado de derechos, abandonando torturas, espionaje telefónico y la politización de la judicatura, está entre los primeros “cambios” que esperamos de Obama.

La tarea, por colosal que luzca y sea, es más fácil porque Obama cuenta con el apoyo y la voluntad de billones de personas a nivel mundial. Y podrá introducir grandes cambios antes de que, como todo político, se torne impopular.

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