martes, 4 de noviembre de 2008

Nerviosismo racial

JC. Malone - 11/4/2008

NUEVA YORK.- Ganar el tercer gobierno del mismo partido es difícil para cualquiera. Bill Clinton terminó con 70% de aprobación, pero los demócratas perdieron. George W. Bush sale con 71% de rechazo. John McCain la tiene difícil. El candidato republicano tiene 71 años, y promueve ideas increíblemente más viejas que él, empeorando su posición. Este viejo soldado intenta una especie de “misión imposible”, luchando en condiciones adversas, contra un formidable producto-candidato: Barack Obama.

Cuando los republicanos se desgastan, hasta un muerto les gana. Al ex procurador general, John Ashcroft, un candidato que murió poco antes de las elecciones le ganó la senaduría de Missouri en el 2000.

Escapar de la pesadilla Bush cuanto antes y a cualquier precio, es la primera prioridad del electorado. La economía y los impuestos siguen en orden. Obama le lleva a McCain 21 puntos en las preferencias electorales para manejar la economía y 14 en materia impositiva. En 30 estados que permiten votación anticipada, la mayoría de los votantes son demócratas y acudieron masivamente a votar. Quedan lugares como Ohio, Pensilvana, Missouri y Florida, con votantes “indecisos”, inclinándose contra McCain.

Obama lleva la delantera pero, como en esta campaña cayeron todos los pronósticos, nadie asegura que ganará. Las elecciones lucen “reñidas” porque Obama es negro, si fuera blanco ya hubiese ganado de calle. Y McCain ha dado una admirable muestra de honor y gallardía al no manipular el racismo en su campaña. Todavía hay quienes creen que a muchos blancos, trancados en las casetas de votaciones, el racismo les impedirá elegir un negro. Por eso el triunfo de Obama será la primera gran derrota del racismo mundial, obligando a replantear todas las relaciones raciales en el área de influencia estadounidense. Por eso los racistas del planeta están nerviosos.

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