McCain escoge a Palin
J.C. Malone - 9/5/2008
Como todo hombre de 72 años que se respete, John McCain es un viejo terco. Le cogió con llevar a Joe Lieberman, un rabino tránsfuga de Connecticut como candidato vicepresidencial. Lo convencieron de que asegurar que un judío o un negro llegue a la Casa Blanca era mala idea. Y “entró en razón” a regañadientes, como hacen los viejos cuando no se salen con las suyas.
Refunfuñando y resabiado, escogió a la gobernadora de Alaska Sarah Palin como candidata vicepresidencial. Militante fervorosa de la derecha cristiana, dicen que ella habla en lenguas en los cultos pentecostales. Y que se echa la teta derecha a un lado para apoyar la culata del rifle en sus prácticas de tiro.
Fue reina de belleza.
Robert Rosen, autor del best seller internacional “Nowhereman, los últimos días de John Lennon”, afirma: “Nadie es reina de belleza sin mostrarle aun sean los senos a por lo menos un fotógrafo”. Bob sabe lo que dice; trabajó largos años en la industria de la pornografía. Y se pregunta: “¿Cuando publiquen las fotos de Sarah Palín desnuda, (eso) ayudará o perjudicará a la boleta republicana?
Dicen que toda la experiencia de Palin en política exterior viene de que viajó al extranjero una vez. Cindy McCain, la esposa del candidato, refuta esa afirmación recordando que Palin es gobernadora de Alaska y esa “es la parte de nuestro continente más cercana a Rusia”.
La convención republicana se reorganizó, no sólo por el huracán Gustav, sino también porque toda la plataforma política de McCain cambió con Palin. Sacaron la inexperiencia de Barack Obama de la agenda porque Palin, increíblemente, tiene menos.
Quizá todo este asunto dejó de tener interés para McCain, desde que le impidieron llevar al compañero de boleta que él quería. Muchos septuagenarios son así de caprichosos.
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